La vida es más bella, cuando se puede volar libremente, porque no se está encerrado en una jaula, bien sea ésta, hecha de condiciones, costumbres, o tradiciones, que finalmente cortan las alas de cualquier Ser, limitando el bien estar.
Fluir libremente, es avanzar con seguridad y alegría, sin necesidad de esperar una reacción externa para hacerlo.
Vivir con prejuicios, con medida, con comparación, para saber qué tanto o qué poco dar, es limitar la felicidad en cualquier área de la existencia.
Cada instante es una vida entera, cuando se da todo en ese momento, sin fingir, ni aparentar, ni esperar nada a cambio, sólo sentir plenamente; esa es la mayor recompensa, lo que perdura, y es posible repetir.
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