El bien actuar es garantía de felicidad, y bienestar permanente en todos los aspectos.
Lo primero, determinar los actos requeridos para mantener el equilibrio de cuerpo, mente, y espíritu, y lograr los objetivos de los compromisos adquiridos o iniciar con un nuevo logro.
Adquirir compromisos con flexibilidad, sin que se convierta esta flexibilidad en alcahuetería de pereza o debilidad, así sea momentánea y esporádica, es demasiado importante pues se convierten en una brújula que nos guía a través del día a día en la vida.
Los buenos sentimientos y las lágrimas no son debilidad, más bien lo es el no actuar cuando se debe.
La felicidad permanente es el fruto de llevar a cabo diariamente algunos actos con consciencia, alegría, y atención permanente al interior y exterior, para adicionar nuevos, o modificar y mantener los actuales proporcionando el resultado esperado.
Feliz día hoy y todos los días
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