Como cada mañana que despertamos, en la noche nos dormimos para ingresar a los terrenos de la muerte.
Nos sentamos en una banda transportadora esperando el turno para que nos recojan y nos lleven a un lugar desconocido a pesar de llevar tantos años haciendo lo mismo.
Al inicio de la mañana tenemos a la imaginación, a la consciencia para realizar los buenos hábitos, a la costumbre para realizar los actos automáticos, a la inteligencia para producir pensamientos que nos permitan diseñar el día, y a la actitud y disposición para la acción.
Según los valores decididos por cada uno para comportarnos despiertos, elegimos y decidimos nuestro Vivir cada día.
Comparto los míos:
Amor por TODO, Honestidad, Equilibrio, Compromiso, Consciencia, Felicidad, Fortaleza, Gratitud, Generosidad.
Cada instante es una gran oportunidad para darle un sentido a la existencia, de ahí la importancia del reflexionar ágilmente antes de expresar algo y actuar para sentirse muy bien y reducir el arrepentimiento que produce tanta insatisfacción, malestar y enojo.
Cada día es una hoja (en el interior), y un tablero (en el exterior) en blanco para ir escribiendo y dibujando los pensamientos que se convierten en actos.
Visualizar el resultado basado en el qué se quiere obtener antes de proceder, permite hacerlo con gran alegría y seguridad descubriendo el cómo paso a paso.
Es tan sencillo cuando nos damos cuenta que lo necesario es el enfoque, y la atención constantes, sin distraernos con TODO lo que nos rodea.
Esta es la parte que podemos manejar, cuando estamos despiertos, ahí es que podemos Vivir como humanos usando los dones adicionales recibidos que no les fueron dados a los animales, la inteligencia, la percepción, el libre albedrío.
Recordar esto cada mañana al despertar, nos asegura de que construiremos un excelente día y noche, aquí reside la felicidad o la infelicidad del Ser.
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