miércoles, 27 de enero de 2016

Entrada 23

Cuando el Ser humano tiene claro cuáles características físicas son inmodificables, o no tan fácilmente modificables, se libera de un gran peso para cargar en su vida.

Implantar como hábitos, la Voluntad, la Constancia, la Consciencia, la Reflexión, la Alegría, el Amor, la Sencillez, y otras propiedades especiales de la personalidad, hacen que la vida fluya de manera más tranquila y satisfactoria.

Se seguirá por un tiempo equivocándose, procediendo y expresándose por impulso, pero seguro cada vez, serán menos las veces que esto sucederá.

Es muy necesaria una verdadera fe en todos los aspectos, una seguridad en que todo saldrá bien, como debe ser, pues al fin y al cabo somos Seres humanos, sabemos lo que nos puede pasar, y la Vida es como es.

Si no olvidamos esto, y no nos sentimos excluidos de las consecuencias conocidas y deducidas, que suceden a los diferentes actos del Ser humano, ni de los eventos inesperados no catalogados como buenos, sigue disminuyendo el peso que debemos cargar, y aumentando el bien estar, con el que viviremos cada instante de nuestra existencia.

Lo bello de todo esto, es que aún esta actitud y comportamientos cotidianos, se convierten en hábito, perpetuando un magnífico estado mental, físico y espiritual.

Esto es el resultado directo de la Reflexión ante cada acto ejecutado, que no haya dejado un buen sabor.

Nuestra vida es lo que elegimos y decidimos que sea.

Hagamos uso de esta característica especial, para que cada instante que vivamos, sea lo mejor posible, y no tengamos que esperar en el pensamiento, que algún día podremos irnos para el Cielo, pues vivimos tan felices, que no es necesario hacerlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario