La meta principal del humano es conocerse a sí mismo, para no sentirse solo, ni acompañado, sino rodeado de otros humanos, también tratando de vivir muy bien.
No extraña tierra alguna, pues el mundo es su tierra.
No extraña a ninguna persona pues mantiene en su mente cerca a los suyos.
El frío, el calor, la salud, el dolor, la enfermedad, son estados naturales del cuerpo que se aprenden a manejar con mucha alegría y consciencia cuando se presentan.
Se tiene claro que cada instante de cada día, es la oportunidad para construir lo que quiere, lo hecho, hecho está.
Lo corrige sintiéndose tranquilo y no volviéndolo a hacer sin un objetivo claro.
No permite a ningún pensamiento que lo haga sentir mal, estar más de un segundo en la mente.
Lo cambia, o repite, Yo Soy, Yo Soy, Yo Soy, y a veces le agrega palabras hermosas, como felicidad, fortaleza, salud, riqueza, abundancia, libertad, Amor, tranquilidad, salud, alegría, mejoramiento continuo, y bienestar.
De la amistad piensa, que antes están la transparencia, y la honestidad consigo mismo, para no engañarse nunca, y de esa forma no engañar nunca a nadie.
No requiere de pruebas, los actos dicen más que mil palabras.
Fortalece su interior constantemente, no permitiendo pensamientos de debilidad.
Las lágrimas son expresión de admiración, gratitud, belleza, y alegría.
Va tras un estado interior supremo, espectacular.
Mantiene listo para cambiar de vehículo cuando sea el momento.
Se ha quitado el morral que contiene la tradición, y las costumbres que atan, que frenan, que lo atrasan en su progreso.
La claridad y el entendimiento de lo esencial, le dan la libertad para fluir como el agua, adoptando la forma necesaria según la situación que se presente.
Todo esto construye un gran Ser.