lunes, 5 de septiembre de 2016

Entrada 31


Una vez que se decide realizar una acción, la atención debe ser enfocada únicamente en la solución de la misma.

No debe permitirse pensamientos laterales que muevan el foco, distraigan y afecten el estado emocional, pues la claridad inicial y la atención plena en lo real, se reducen.

Si al caminar en un muro a una gran altura, donde a ambos lados solo hay vacío, quitar la vista de la superficie sobre la que se camina, y fijarla en un lado, es fatal.

Si aparece el miedo, ocurre una parálisis y una neblina que anulan al Ser, llevándolo a un punto de no retorno, que requiere de mucho esfuerzo para retomar el control, y llegar a buen término con la solución.

El recordar algún momento en el que hayamos sentido ésto, para vivirlo nuevamente, y con sinceridad revisarlo al detalle para detectar qué otro sentimiento apareció antes que el miedo, permite identificarlo y evitar que se pueda volver a presentar más adelante.

Mantener la calma y enfocada la atención, dividir ese todo en partes más pequeñas y comprensibles, y separar lo conocido de lo nuevo. Revisar con agilidad cada parte para finalmente determinar las acciones a seguir.

En un mal momento lo más importante es cambiar de actividad, invitar a la alegría y colocar otros pensamientos en la mente, para que el subconsciente contribuya en el resultado final, sea éste el que sea.

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