El pasado no deja de ser un presente, porque al recordar cada acto, vuelve y se siente.
Es inútil intentar cerrar el pasado, pretendiendo no volver a recordar muchos actos que hacen de cada día un lamentarse a raticos, o constantemente, cuando no se maneja de manera apropiada, para no malgastar al Ser que ha tomado consciencia y que debe compartir el mismo recinto que el que usó el ser inconsciente.
Esto seguramente no sucede igual en todas las personas, debido a muchos factores, principalmente el social y el personal.
El Ser humano siempre en su composición física ha sido el mismo, por ende en su parte emocional también.
Dependiendo de los lugares que frecuente, los cargos que ocupe, y su fortaleza interior para mantenerse fiel a los principios convenientes para todos los Seres humanos, es que el comportamiento social se ha mantenido o deteriorado.
La avaricia, el querer poseer mucho sin compartirlo con nadie, usando los cargos públicos para mal disponer de los recursos obtenidos de todos, y para el bienestar de todos, generan desigualdad, abuso de todo tipo, que al ir involucrando cada vez a más personas de manera conveniente para los fines de quienes dejaron de Ser, desfiguran con cada acto la belleza de la existencia.
Esta plaga olvida que lo mal y lo bien hecho, la vida lo compensa, deseo que en cuerpo y esencia propia, no de sus seres cercanos.
Este deseo surge de la ignorancia hasta este momento, de que muchos de nuestros pensamientos son traspasados de generación en generación, pero que como todo, está para revisión, análisis, y adecuación a lo apropiado, acorde a la sabiduría natural.
Esta falta de trabajo interior por desconocimiento, o por falta de voluntad y consciencia, hace que en las relaciones humanas haya que incorporar el ignorar, como un ingrediente necesario para prolongar la permanencia juntos.
Ninguno cedemos del todo, pues pensamos que tenemos la razón.
Es mejor identificar aquellos temas que generan disputas y que finalmente no tienen importancia, para no invocarlos y llevar las relaciones valiosas a un punto donde puedan reventarse y ambos perder.
En aquellos importantes, sí tratar de solucionarlos para ninguno afectarse, y evitar convertirle o que le conviertan la vida en algo tortuoso.
Nota: Estos escritos son rápidos y espontáneos, sin detenerse demasiado y sin profundizar, para que quien los lea tome de éllos lo que crea puede servirle, y ajuste su interior a lo que mejor lo haga sentir cada día.
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