La consciencia es lo más bello a lo que puede aspirar el Ser humano.
Cuando se elige y decide recorrer ese camino, se tiene acceso a toda la amplitud y profundidad de los 5 sentidos.
Todo es más fuerte por la transparencia, no hay filtros, y los que aparecen hay que empezar a quitarlos.
Principios como "no me engaño nunca, por ende nunca engaño a nadie", aseguran el poder actuar siempre con espontaneidad prudente, proactiva, ágil para recorrer la mayor cantidad de posibilidades en una situación, y expresar sólo las apropiadas para que exista el equilibrio en el bienestar de ambas partes, la personal y la del otro, u otros.
La fe profunda y verdadera en algo superior, generalmente llamado Dios, es otro componente de gran calibre que contribuye a fluir con gratitud permanente, con admiración, con alegría, con aceptación plena de lo que sucede pues se sabe que es lo más conveniente, aunque al principio no se sienta así, pero al pasar los días y obrar siempre de esta manera, la vida estoy seguro llega a convertirse en una creación conjunta del Ser, y de la fuerza oculta sólo a nuestra vista, pero clara a nuestro sentir.
La atención en, y revisión constante de nuestros pensamientos, expresiones, y actos, van mostrando lo por hacer más urgente para ir creciendo en nuestro interior y bienestar.
Es un camino largo pues es el del resto de la vida, con altibajos normales que deben alisarse para mantener el bienestar y la seguridad de que la vida es tal como es, todo es normal y propio de ella.
El ego nos confunde y nos engaña al sugerirnos que la vida debe ser tal como nosotros queremos que sea. Ahí está la equivocación principal a corregir, para agilizar esa nivelación del piso sobre el que nos desplazamos.
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