Soñar es recorrer un espacio nuevo, es salirse de una línea repetitiva que va ocultando la belleza, al soltar sobre lo pisado una brea oscura y
gruesa, que hace lento y aburrido el desplazarse cuando se vuelve al mismo punto.
Recorrer la vida delimitadamente, es colocarse una venda en los ojos para no
experimentar lo desconocido, y perderse algo maravilloso; es desperdiciar todo
el espacio ilimitado, que al caminarlo con dirección
y sin repetir punto caminado, hace de cada momento una alegría inagotable.
Cada uno tenemos ese espacio ilimitado para recorrer, con la opción de
darle forma, o no, al caminar en línea recta, o colocando un límite, para poder
marcar los espacios recorridos, y detectar fácilmente, cuándo se está pisando
terreno ya transitado.
La geometría nos muestra las diferentes formas que elegimos vivir,
siendo el rectángulo y el cuadrado, las formas con más espacio para cubrir.
Si nos damos cuenta que
estamos recorriendo una forma en nuestra vida, estemos atentos cuando la cerremos y volvamos
al punto de inicio, para hacer un desplazamiento milimétrico, y no pisar
espacio ya vivido; de este modo, nuestra vida fluye libremente por el cauce de
la existencia.
Con el paso del tiempo, cuando hayamos recorrido todo el espacio disponible dentro de la forma, podemos elegir caminar en línea recta para salirnos de élla, y entrar en el camino de la eternidad, donde no existe el tiempo.
Con el paso del tiempo, cuando hayamos recorrido todo el espacio disponible dentro de la forma, podemos elegir caminar en línea recta para salirnos de élla, y entrar en el camino de la eternidad, donde no existe el tiempo.
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