La consciencia en nuestro interior, permite lo mismo que un bombillo en un cuarto oscuro, observar si hay algo por organizar.
Si las actividades que realizamos contribuyen al mejoramiento continuo, y al bienestar constante.
Si las llevamos a cabo en horarios apropiados.
Si no tenemos excesos en la alimentación, o vicios.
Si contribuyen a mantener el equilibrio entre el cuerpo, la mente y el espíritu.
Si las hemos convertido en hábitos.
Permite también limpiar el polvo; si sentimos egoísmo, envidia, u odio, por algo o alguien, debemos erradicarlos de nuestro Ser.
Secar charcos, para poder caminar tranquilamente sin pisarlos y evitar después ensuciar todo el cuarto.
Si estamos seguros de que todos nuestros actos nos conducen a lograr nuestros deseos, nos dirigen a donde queremos llegar, somos felices recorriendo el camino, y vivimos tranquilamente, realmente estamos viviendo.
La observación y la atención constante en lo que nos sucede, permite incorporar nuevas actividades, necesarias para mantener el equilibrio en los tres componentes anotados antes.
La alegría, la admiración, la gratitud, y el Amor, complementan todas estas características para poder ser personas íntegras, que contribuyan a los demás humanos y a sí mismos.
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