El verdadero Amor, y el verdadero deseo de obtener o lograr algo, tiene que ver más con actos, que con palabras.
Las palabras es mejor utilizarlas para comentar lo que ya se ha logrado, no antes, porque puede gastarse la energía necesaria, requerida para superar los obstáculos que se encuentren al desarrollar ese propósito.
Las palabras que se usen deben ser sólo interiores, cuando se está diseñando lo que se quiere obtener.
Si se quiere ser íntegro, no se deben usar para retardar la decisión tomada por otro, al ver que no se está mostrando avance en lo propuesto o prometido.
Los actos diarios que conllevan al logro de lo propuesto, proporcionan felicidad, satisfacción, y alegría para vivir muy bien cada día, sintiendo el interior rebosante de vida, a pesar de los contratiempos que se puedan presentar.
No se debe desistir por ningún motivo, ni en ningún momento, ni expresarse así mismo palabras despectivas y debilitantes, que derrumban todo lo que se ha logrado en esos días, o hasta ahí.
Mejor, combinar actividades que despejen y muestren otros aspectos bellos de la vida, que alimenten y refuercen el logro de ese propósito, y mantengan el equilibrio de cuerpo, mente, y espíritu.
Esa es la vida, un remar permanente y alegre, con la certeza de que todo está, y estará muy bien siempre, pues los sentimientos de gratitud que se tienen constantemente, aseguran esa realidad.
Continuemos con el mejoramiento continuo.
Dios te acompañe siempre.
Feliz día hoy y todos los días
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